Vivimos un ritmo de vida frenético que nos desgasta y agota. Que gasta nuestra fuente interior de vida y fuerza.
Necesitamos parar, recargar. ¿Imaginas un lugar donde desconectar? ¿Un lugar donde recargar fuerzas?
Hay lugares físicos que transmiten paz, pero es una paz pasajera. Sólo Dios es la fuente de paz duradera. Sólo en Dios está la fuente viva. Dios transmite luz que nos permite ver la luz.