«Seré para vosotros un Padre y vosotros seréis para mí hijos e hijas». Son más que palabras bonitas o palabras aprendidas para repetir. Dios es para nosotros un Padre y nosotros somos sus hijos.
Es una invitación que nos hace Dios a relacionarnos con Él de una manera diferente: cercana, familiar. De un Padre que nos conoce, nos ama y nos sostiene, para que nosotros como sus hijos confiemos en Él y contemos con Él.
¿Cómo sería nuestra vida de diferente si contáramos con Él como Padre?