En Lucas 5, 5, Pedro responde a Jesús: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes». Pedro tenía el mismo problema que a veces tenemos nosotros. El experto pescador estaba acostumbrado a hacer las cosas de una determinada forma, a su estilo, al estilo pescador.

Quizás como padres te has acomodado a una forma de actuar que es siempre la misma. Quizás como esposo o esposa has entrado también en una rutina en la que nuestras relaciones se mueven de una determinada manera, siempre igual; como vecino; como amigo; como compañero de trabajo; como persona que forma parte de una sociedad. Simplemente, has entrado en una forma de hacer las cosas que es la «forma en la que se tienen que hacer».

Pero, quizás también como Pedro, llega un momento en que no recogemos nada, a pesar de haber estado bregando toda la noche. Intentamos resolver nuestros problemas a nuestra forma, y resulta que ya no se resuelven. Las discusiones con nuestros hijos no tienen el mismo fruto, es más, empeoran. Las desavenencias conyugales continúan y no hay forma de llegar a consensos… estamos echando las redes al mismo lado, de la misma forma, a la misma hora…

Jesús ofrece un punto de vista diferente: ¡¡echar las redes de dí­a!!. El evangelio de Juan 21, 6, ocurre algo similar. Los discí­pulos habí­an estado pescando, estaba amaneciendo, pero no habí­an pescado nada. En este caso, Jesús se les aparece después de haber resucitado, pero ellos no le reconocieron. Jesús les invitó a echar las redes a la derecha de la barca y tuvieron una pesca tan grande que las redes casi reventaban. Justo fue el signo que les permitió reconocerle.

¿Era acaso importante la hora en la que se pescara? ¿Era acaso importante el lado de la barca en el que se echara las redes? Nada de eso. Jesús es quien da éxito al proyecto, a la relación, a la misión… es quien da fruto. Muchas veces incluso a un estilo diferente a la lógica humana. Pero es SU PALABRA la que es eficaz, es SU PALABRA la que porta fruto. Por tu palabra, Señor, echaré las redes.

Busca la palabra de Dios en cada circunstancia de tu vida que da fruto abundante y resultados eficaces.