El milagro de los panes y los peces es un conocido pasaje bíblico que tiene mucho que decir hoy en día.
En este pasaje, los discípulos, hombres como nosotros tenían un problema: cómo dar de comer a 5000 hombres. Digo que tenían un problema porque ellos viendo la circunstancia intentaron resolver la situación mandando a cada uno que se buscaran comida en la zona. Sin embargo, Jesús tenía otra visión, ya que les dijo: «Dadles vosotros de comer».
Los discípulos, ante esta circunstancia que era un problema, pretendían resolverlo al estilo rápido: ignorar el problema o que éste se «resuelva solo». Pero, hay sólo una manera para resolver los problemas y es… enfrentar el problema. Saber que tenemos que hacerlo nosotros: dadles vosotros de comer. No le toca a otro resolverlo porque la circunstancia nos afecta y tenemos que resolverla.
Por supuesto, no estamos solos para resolverlo: contamos con la fuerza de Dios y su sabiduría para hacerle frente. Quiere decir, que contamos con Dios para resolver las circunstancias que tenemos que enfrentar. NO ESTAMOS SOLOS.
Sin embargo, para que se resuelva el problema con la ayuda de Dios, no podemos olvidar una pista que nos ofrece la Palabra en Lucas 9, 1-27. Jesús les da unas indicaciones a los discípulos que ellos siguieron. La gran obra se hizo a través de Jesús, con la colaboración de los discípulos que siguieron las instrucciones de Jesús a pesar de lo aparentemente imposible.
Podemos resolver nuestros problemas con la ayuda de Dios y nuestra colaboración. No se resuelven solos, necesitan de nuestra acción, de tomar parte en ellos, sabiendo que no estamos solos, sino que Dios está con nosotros.
Ten fe.